Clases en línea: desafío docente y aprendizaje bidireccional

 
El desembarco del Covid-19 en Uruguay ha motivado la introducción de un cambio en la forma de dictar clases en diferentes instituciones educativas públicas y privadas. El Consejo Directivo Central de la Universidad de la República (Udelar) resolvió el pasado 13 de marzo suspender las clases presenciales «hasta que las condiciones sanitarias permitan su implementación en condiciones de seguridad». Incluso, previo a dicha medida, cada servicio universitario fue valiéndose de los medios tecnológicos disponibles de modo de hacer posible el contacto entre los docentes y estudiantes. Para los profesores de la Facultad de Agronomía (FAgro) radicados en la Estación Experimental «Dr. Mario A. Cassinoni» (EEMAC) la nueva modalidad de enseñanza ha significado un desafío y han entendido necesario valerse de algunas herramientas para hacer más eficaz la comunicación e interacción con el estudiantado.
Curso Proyectos wAlgunos de los docentes consultados, integrantes de la Comisión de Enseñanza de la Estación, habían transitado experiencias en el dictado de cursos o seminarios de forma virtual. Hay quienes utilizan el sistema de videoconferencias Zoom (ZOOM Cloud Meetings) para dictar las distintas instancias del curso; otros graban la clase y la publican en las plataformas Agros y EVA para luego generar espacios o reuniones no presenciales de consultas con los estudiantes.
Óscar Bentancur, profesor Grado 3 del departamento Biometría, Estadística y Cómputos, rescató las ventajas del dictado online sobre el video grabado, por cuanto permite la interacción con los jóvenes: «ellos preguntan y existe la posibilidad de contestarles en el momento. Asimismo tenemos la (herramienta) pizarra. Es una modalidad que se asemeja más a una clase presencial, sin llegar a serlo».
El curso Formulación y Evaluación de Proyectos, del departamento de Ciencias Sociales, correspondiente a 5º año, tuvo una «concurrencia perfecta», sostuvo Pedro Arbeletche. No obstante, el número de matriculados es pequeño: doce estudiantes.
El profesor Grado 5 consideró que la baja matrícula «facilita el acercamiento» del docente y «la participación» del estudiante, dado que «se mantuvo un buen intercambio».
El curso Cereales y Cultivos Industriales de 4º año comenzó apenas suspendidas las clases presenciales y durante su desarrollo la asistencia de los estudiantes registró una evolución que fue de menos a más.
«Debimos implementar el curso a distancia sin haberlo preparado ni estar realmente preparados para hacerlo», manifestó su responsable, el profesor Grado 5 Oswaldo Ernst. Se plantearon actividades teóricas virtuales utilizando el Espacio Virtual de Aprendizaje (EVA). Pero el sistema tampoco estaba preparado para soportar la demanda que se generó desde toda la Universidad, así que se procuró trabajar en horarios de baja demanda. «Cuando la plataforma estaba disponible —tarde en la noche y a partir de las 5 am— se ofreció la clase en línea y se la grabó simultáneamente». Pero ocurrió que muchos de los estudiantes no se enteraban a tiempo de los horarios y no se conectaban, así que «la clase grabada fue la alternativa realmente utilizada», evaluó el responsable del curso. Mejorado el funcionamiento del sistema «pasamos a las actividades virtuales en línea y mantuvimos la grabación en línea», explicó.
Además de las actividades teóricas, «se realizó el 100 % de las actividades teórico-prácticas previstas del curso».
Para Horacio Silva, docente Grado 2 del Departamento de Protección Vegetal, corresponsable del curso Manejo de Plagas de 5º año y participante de cursos de 4º año, dictados en la EEMAC, se está asistiendo a un proceso generado por una situación coyuntural donde no es posible una elección. 
Señaló que dentro de la Udelar, las transformaciones se logran a partir de un «análisis meditado-racional» que conduce a la necesidad de generar un cambio o una innovación. Pero, de acuerdo a su reflexión, lo que ocurre hoy día no sigue exactamente esa línea: «Estamos parados en un escenario en donde no tenemos libreto; acabamos de ver que el apuntador se quedó dormido y que los demás personajes que nos pueden dar letra están tan desorientados como nosotros».
En esta «senda barrosa» la finalidad es «salir de la forma más digna y elegante posible», indicó.
 
Nada nuevo pero desconocido
En un ejercicio de autocrítica, Silva manifestó que las herramientas para afrontar estos cambios ya «estaban disponibles», pero «no las usábamos; las desestimábamos bastante y entonces pasó que en unos pocos días» la realidad dio un vuelco y «aquellos individuos que considerábamos como obsesionados por los avances tecnológicos pasaron a ser los héroes visionarios y los empezamos a ver como la tabla de salvación. Son aquellas personas que saben cómo es que se da una clase online o cómo se programa una prueba a distancia».
En igual sentido se expresó Ernst, quien comentó que luego de los talleres sobre la actividad docente realizados en el ámbito de la discusión delCurso Proyectos w  Plan de Estudio 2020, se decidió para este curso incluir «polimedias» dentro del EVA. Se publicaron videos cortos sobre repaso de conceptos a partir de los cuales se desarrolla este curso de 4°, resumen de conceptos principales de los teóricos y disparadores de la discusión de los teóricos. «El objetivo era mejorar la enseñanza-aprendizaje y, en especial, estimular a la participación activa de los estudiantes en el salón. Pero el COVID-19 nos obligó a mucho más que eso y ni siquiera llegamos evaluar si lo que hicimos es útil», sentenció. 
Horacio Silva aseguró que para el otro grupo de «afectados» en el escenario educativo (los estudiantes) resulta igualmente complejo y sorpresivo, en tanto consideró que en esta nueva realidad es necesario «empezar a tratar de conocernos y aprender de nuevo», porque «parecía que nos conocíamos pero no era tan así».
Señaló que durante intercambios que ha mantenido con colegas de cátedra han llegado a la conclusión de que tenían creencias «totalmente infundadas»: siempre habían pensado estar ante «jóvenes que pertenecían a una generación muy tecnológica y que conocía todos los aspectos de la tecnología, pero la verdad es que estamos viendo que es una generación que integró muchísimo la tecnología a su vida social pero no a todas las facetas de su vida».
Admitió que los jóvenes tienen grandes habilidades para conectarse entre sí a distancia e interactuar, «pero se vuelven súbitamente personas de siglos anteriores cuando hay que descargar tareas o adaptarse a nuevas alternativas de aprendizaje». Esta observación lo llevó a concluir que docentes y estudiantes están más o menos con el mismo nivel de desorientación y aprendizaje en este nuevo escenario.
De acuerdo a lo que expresó la docente Grado 4 del departamento de Producción Animal y Pasturas, Virginia Beretta, las clases en línea son «una herramienta de gran potencial, que está jugando un rol clave en esta coyuntura, pero no sustituye a la presencialidad». Consideró que si bien ha permitido avanzar en la presentación de los contenidos teóricos del primer bloque temático de Bovinos de Carne —curso de 4º del cual es responsable—, el carácter tecnológico que presenta el curso «con un componente importante de actividad práctica y teórico-práctica», no pudo ser ofrecido a los estudiantes. «Faltó esa complementación que es importante», lamentó.
 
Valerse de todos los instrumentos
Para Bentancur la forma de planificar la clase está vinculada al uso de ciertas herramientas que complementen las que incluyen las plataformas digitales. «Disponer de un pizarrón y una camarita (webcam) o, como yo hago, usar una tablet conectada a la compu y un lápiz óptico de modo de simular una pizarra electrónica», explicó.
Agregó que es preciso pensar y probar «alternativas para tratar de que sea lo más parecido a la clase tradicional».
Arbeletche también admitió haber encarado de otra forma el curso, «improvisando y además buscando el compromiso del estudiante». Hubo un contacto telefónico previo con cada joven, buscando compromiso y haciéndolo consciente de que la nueva experiencia sería de mutuo aprendizaje.
«Las clases se planificaron cortas, con una mezcla de teórico y práctico; dejando tarea domiciliaria para entrega y con participación en la evaluación del curso», comentó.
Los espacios de consulta son amplios e incluyen el correo electrónico y la aplicación Whatsapp. Ello supone «una mayor dedicación docente» y dar una respuesta lo más rápido posible «para que el estudiante se mantenga motivado en el curso». 
Asimismo, este sistema obliga al estudiante a consultar la bibliografía, al tiempo que la clase pasa de ser su principal fuente de información a constituir un espacio donde aclarar dudas.
Para la primera unidad temática, los docentes Beretta y Álvaro Simeone —Bovinos de Carne— optaron por sustituir las clases presenciales por clases videograbadas. Diariamente subieron a la plataforma Agros dos clases, además de publicar una copia en PFD de las presentaciones en Power Point «para facilitar el seguimiento de la clase y que pudieran hacer anotaciones sobre cada diapositiva». Se creó un foro para cada clase, destinado al planteo de preguntas y comentarios, cuya devolución se ofrecía al siguiente día. «Al final de cada clase se exhortaba a ingresar al foro, orientando sobre los puntos clave», añadió la profesora. Al igual que en la modalidad tradicional, el material de lectura se indicó en el primer encuentro para que pudieran consultarlo durante el transcurso de la unidad temática.
Seminario CsSs wCon el objetivo de mantener la atención del estudiante, se reestructuraron las clases a presentaciones cortas, de 45 minutos, con un solo expositor. Asimismo «adaptamos el tipo de evaluación parcial, de forma de poder evaluar a través de preguntas cortas conceptuales el seguimiento de curso», concluyó la docente.
«A falta de una estrategia probada y segura optamos por abrir el menú y pusimos a disposición casi todas las alternativas con las que contábamos», expuso por su parte Horacio Silva, del departamento de Protección Vegetal. Se exploraron varias alternativas e intercambiaron sobre las experiencias que parecían funcionar y sobre las que no, además de poner en común las dificultades con las que cada uno se encontró y «entre todos se ha ido tratado de superar los problemas».
Se han empleado presentaciones de diapositivas, al principio con comentarios escritos, en otros casos con audios grabados y luego clases enteras grabadas.
El objetivo ha sido simplificar la estructura de la clase, incluido el tiempo, ya que el concepto es presentado de forma concreta y el ejemplo lo más gráfico posible. Por el contrario, se trata de poner mayor carga en el material de lectura que acompaña cada clase y, en paralelo, abrir foros de consulta en las plataformas disponibles para que los estudiantes puedan expresarse lo más libremente posible. «A veces hemos tenido algún tipo de respuestas, pero en otras ocasiones no», comentó Silva.
Oswaldo Ernst sostuvo que la combinación de actividades teóricas y prácticas fue la estrategia más útil para lograr la participación activa de los estudiantes. Se enviaron problemas para resolver fuera del horario de clase y posteriormente, en forma conjunta, se discutieron las soluciones en el aula virtual. «Sólo las clases grabadas son una muy mala opción, pero creo que funcionan bien si se combinan ambas estrategias. Las opiniones recibidas desde los estudiantes van en el mismo sentido», reflexionó. Asimismo, destacó el asesoramiento y la disposición del técnico Sebastián Cunha.
 
Los estudiantes según los docentes
Las impresiones sobre los primeros resultados son disímiles, lo que «llama mucho la atención», comentó Silva. No en todos los casos funcionaron las mismas estrategias en grupos de alumnos que parecían compartir características. «Hay grupos que respondieron mucho a las clases online con ejercicios teórico-prácticos y otros absolutamente nada; otros pidieron más material de lectura». Para este docente el proceso presenta resultados dispares en el rendimiento estudiantil: «a muchos jóvenes esta falta de una estructura fija les desestimula y no es fácil retomar el vínculo entre docentes y alumnos». Por otro lado, hay estudiantes que expresan que con este método «se sienten más libres» y a quienes esa oferta amplia pero menos rígida en cuanto al horario «parece favorecerlos bastante».
La asistencia de los matriculados en el curso Métodos Cuantitativos II, fue baja y podría atribuirse en parte a una dificultad en la accesibilidad, dijo Bentancur. «Algunos participan más; otros, no participan. Quienes tienen dudas, preguntan escribiendo en el chat o directamente habilitando el micrófono (en Zoom). Yo siempre trato de hacer preguntas y que ellos puedan participar pero no he logrado resolver por qué siempre hay un grupo de estudiantes que no interviene». El nuevo escenario virtual «pudo haber agudizado» el asunto, agregó.
De acuerdo a lo que indicó Beretta, todos los estudiantes mantuvieron una actividad a través de la conexión a la plataforma Agros y se registró una buena convocatoria dentro de los foros en todas las clases.
La participación de los estudiantes de Cereales y Cultivos Industriales superó el 70 % de los inscriptos: «Fue muy alta, mayor y de más calidad que la que ocurre en las actividades presenciales de los últimos años. Fue una sorpresa. Mientras que durante la primera semana existió una distancia muy grande entre lo que queríamos lograr y lo que lográbamos, en la segunda la experiencia fue positiva», sostuvo Ernst.
Finalmente, Arbeletche remarcó la colaboración de los estudiantes en el dictado de las clases y agregó: «hay que tener en cuenta que son estudiantes con madurez y además interesados en la temática». Igualmente tiene claro que «en grupos mayores probablemente el acercamiento al estudiante baje y sea más difícil que participe».
Por último consideró que la metodología virtual «llegó para quedarse» y en el futuro los docentes deberán «utilizar una combinación inteligente de presencialidad y virtualidad».
 
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