Decano Ariel Castro: «abordar los problemas agrícolas con visiones complementarias»

Ariel Castro DecanoEl 20 de diciembre de 2018 el Claustro de Agronomía eligió a Ariel Castro como nuevo decano de la Facultad de Agronomía (Fagro) de la Universidad de la República (Udelar). 
Ariel Castro nació en Montevideo, vivió toda su vida en el barrio Jacinto Vera, y es hincha de Goes, el cuadro del barrio. Es hijo y nieto de maestros y sobrino de profesores de secundaria y del Instituto de Profesores Artigas (IPA). Recuerda como datos curiosos que la docencia fue la primera profesión que descartó al momento de elegir su carrera y que ingresó cuando era estudiante de Agronomía, como docente en la Estación Experimental Doctor Mario A. Cassinoni (EEMAC) de la Facultad, tarea que desempeña desde hace más de 30 años. 
Castro recuerda que su período escolar estuvo estrechamente cercado de maestros, «no podía hacer ningún desastre en la escuela, todas las maestras conocían o a mis padres o a mi abuelo, nunca pude ser anónimo en la escuela». 
Es nieto del maestro Julio Castro, secuestrado y desaparecido por las Fuerzas Armadas durante la dictadura cívico militar del 73, cuando Ariel tenía 13 años. De su abuelo recibió el conocimiento profundo que tenía de los lugares que visitó en distintas partes del mundo en sus viajes de trabajo, «conocía los países de verdad, lo que le daba una forma de describir los lugares muy particular». Menciona entre hechos llamativos de su niñez ver a Julio Castro en actos políticos públicos, o leer su nombre al pie de artículos del Semanario Marcha. 
Ariel Castro estableció fuertes vínculos desde su edad temprana con el medio rural, iba desde niño a pasar las vacaciones al campo de su abuelo en Cuchilla de Arbolito, Tacuarembó, donde Julio Castro vivía y era productor. El primer contacto del decano con el interior fue a los 7 años en una ocasión en la que fue de visita con los nietos de Carlos Quijano, al campo que éste tenía junto con su amigo el maestro Castro en el departamento de Paysandú. 
Desde sus etapas de estudiante fue militante político y gremial y entendió que «uno tiene que estar, si uno está en una institución tiene que militar en el gremio, participar en el cogobierno de la Universidad». El decano consideró que esta forma de concebir el formar parte de un ámbito de estudio o de trabajo se la debe a su contexto familiar. Vivió en una familia donde la discusión política tenía un espacio muy importante. Recuerda que los domingos aún en épocas de dictadura, en los almuerzos en casa de su abuela materna se reunía toda la familia y luego de almorzar siempre alguno de los presentes decía: «bueno, ahora vamos a hablar de política». 
Cuando Ariel Castro ingresó a la Fagro no tenía claro a qué área se iba a dedicar, pero al comenzar sus prácticas en la EEMAC, en 4º año de la carrera, comprendió que ese era el lugar en el que quería trabajar. Recuerda como una coincidencia afortunada en su vida que saliera un llamado ese año para un cargo de ayudante docente de Fitotecnia en cultivos, que tenía como requisito estar radicado en esta Estación. 
Su elección como decano hizo que de vivir en Paysandú y viajar seguido a Montevideo pasara a la situación inversa, lo que implicó una mudanza y afincamiento en la capital. Aunque todavía no lo ha hecho en la oficina del decanato de Agronomía, en los lugares donde trabaja o cuando estuvo haciendo su posgrado en el extranjero siempre pone alguna cartelera con fotos de cosas que le gustan, personas de la familia o momentos. 
Agronomía: contextos actuales 
El decano sostuvo que la Agronomía se encuentra en un período de transición debido a cambios en la realidad productiva actual. Citó a un colega que le dijo «nosotros nos formamos en un contexto en el que los problemas empezaban y terminaban en el alambrado, lo que ocurría del alambrado para afuera no era nuestro problema, ahora estamos en una situación en la que empezamos a incorporar que la mitad de los problemas están del alambrado para dentro y la otra mitad del alambrado para afuera». Castro agregó que lo que los agrónomos aplican en el terreno en que trabajan tiene implicancias fuera del predio, como la erosión de los suelos o la fertilización. Opinó que el problema de estos temas es que no tienen una respuesta simple pero lo que la agronomía no puede justificar es la mala praxis. 
Castro manifestó que este nuevo contexto no es ajeno a la Facultad. En este sentido, consideró que uno de los problemas que se le presentan es que hay una percepción social de que la Agronomía está en el origen de varios de los problemas ambientales actuales del Uruguay como las cianobacterias, la contaminación y los alimentos de mala calidad. El decano no concuerda con esto sino por el contrario cree que la agronomía está en la base de muchas de las posibles soluciones a estas temáticas. Para Castro, frente a inquietudes legítimas de la sociedad con respecto a estos temas muchas veces el sector agropecuario en Uruguay ha respondido «a golpe de PBI» (Producto Bruto Interno). Muchas veces las respuestas del Estado a través del Ministerio de Economía y Finanzas, con las que en ocasiones han coincidido también grupos de la Facultad, han sido del tipo: «Bueno, pero esto es el 3% del PBI y el que te está cuestionando el problema no te está hablando del PBI, te está hablando de otra cosa y vos tenés que responderle a eso que te está cuestionando». 
El decano sostuvo que en la actualidad hay una tendencia a plantear problemáticas como la de cultivos transgénicos de una forma polarizada. «La mitad de las cosas que se dicen sobre los transgénicos son un disparate, muchas de las cosas que se asocian a los transgénicos no tienen nada que ver con los transgénicos y en realidad se está cuestionando otra cosa, pero por otro lado las cosas que se dicen en defensa de los transgénicos o de lo que perdería el Uruguay sin ellos, también son un disparate». Agregó que «muchas veces estas discusiones están planteadas en terrenos que ya están definidos y con una dicotomía que se autoalimenta». Opina que esta polaridad se enmarca en un momento en que se encuentra la sociedad: cada vez es más difícil discutir. Para Castro la Facultad y la Universidad no son ajenas a esta incapacidad, «hay que volver a ser capaces de discutir con elementos académicos y con datos». 
Enseñanza: hacia un nuevo plan de estudio 
Para el decano la formación de la Facultad debe tener en cuenta este nuevo contexto de la producción agropecuaria con problemáticas complejas que requieren soluciones complejas. Los sistemas biológicos sobre el territorio, que son la base del sistema productivo, necesitan para su comprensión el abordaje desde varias disciplinas. 
En lo que se refiere a la enseñanza, señaló algunos temas que se priorizan para trabajar en la Facultad, como el nuevo plan de estudio y la evaluación de los cursos optativos. 
Con respecto al nuevo plan que se aprobó el año pasado, informó que incorpora muchos de los elementos del programa original de 1989 (como la instancia de interacción o talleres) pero deja un espacio de implementación que se va a definir este año. La propuesta que se elevará al Consejo de Facultad para su aprobación es que este proceso se realice a través de un grupo de trabajo organizado, pautado, y que se lleve adelante etapa por etapa pero con tiempos acotados. La idea es que finalice a tiempo para que el año que viene esté definido el nuevo plan: «va a ser una discusión intensa y acotada en el tiempo, todo el que quiera opinar va a poder opinar», expresó. 
En cuanto a los cursos optativos es necesario dar a los estudiantes una buena oferta, una orientación al momento de elegir y la posibilidad real de cursarlos, dijo Castro. Agregó que hoy tienen que cumplir una carga horaria muy alta debido a los créditos que les exige la carrera, por lo que no tienen tiempo de cursar las materias optativas. 
Otro de los temas que le preocupa es el cambio de nivel socioeconómico de los estudiantes que ingresan a Agronomía (el perfil actual del estudiante de Agronomía promedio es socialmente más alto que lo que era históricamente en la Facultad). Castro opinó que esto incide en la baja que se observa en el grado de compromiso y participación en los ámbitos gremiales, de cogobierno y de extensión de la Facultad por parte de los estudiantes. Sumado a esto se observa en los últimos años que los alumnos no se apropian del edificio y el predio, «vienen a la clase y cuando terminan se van, no es para ellos un lugar donde estar». 
Investigación: «los docentes de la Facultad han tenido una gran capacidad de respuesta ante temas relevantes» 
Castro sostuvo que en lo que se refiere a investigación, la Facultad tiene en la actualidad buenos indicadores de producción académica y tecnológica verificable. Además, Agronomía cuenta con un buen número de docentes con Dedicación Total y categorizados en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), lo que favorece esta actividad, indicó. 
Uno de los aspectos a trabajar en esta área es la comunicación: «hay mucha gente en la administración del país, del gobierno, de áreas económicas y demás, que le tiene miedo a los investigadores». «No se entiende que los investigadores no son soldados, dan las respuestas que dan los resultados y no las que ellos quieren», finalizó. 
Descentralización: «es necesario conformar grupos docentes locales consolidados» 
Castro expresó que la FAgro estuvo en falta en el proceso de descentralización de la Universidad. A pesar de que es la facultad que tiene una experiencia más larga al respecto, basada en su trayectoria en las estaciones experimentales, como institución «optó por mantenerse al margen y ser omisa en este proceso». Sostuvo que si la Facultad hubiera volcado su experiencia en la discusión inicial del proceso descentralizador, quizás algunos de los errores que se cometieron se podrían haber evitado. También se manifestó de acuerdo con el plan inicial de descentralización, pero opinó que en un momento fue llevado adelante exclusivamente a fuerza de fondos y perdió el norte: «la Universidad le empezó a decir sí a todo, nunca dio las señales claras que había que dar ni al interior, ni al gobierno, de dónde se iba a desarrollar y dónde no se iba a desarrollar, cuáles carreras iba a dar y cuáles no».
Añadió que en este tema se debería haber planteado una discusión estratégica seria sobre cómo se hacen las cosas en el interior, que permitiera una planificación previa paso a paso, empezando por construir capacidades para después sobre éstas definir carreras. Esto hubiera evitado, por ejemplo, que se construyera la descentralización exclusivamente en base a docentes sin ocuparse de las áreas de gestión y apoyo no docente, opinó. Algunas condicionantes del interior que no se consideraron quedaron de manifiesto en casos concretos. Como ejemplo citó el contexto que «marcó la ineficacia que tendría el centro universitario que la Udelar planeaba inaugurar en Carmelo ya que no existe locomoción de esta ciudad a Nueva Palmira, de donde se preveía que vendrían la mayoría de los estudiantes». Afirmó que otra situación similar se dio con Agronomía que estuvo trabajando con la Facultad de Veterinaria para concentrar algunos cursos de ambas carreras en la Estación Experimental de San Antonio, en Salto. Este plan se tuvo que descartar porque no existe un ómnibus que una ambas localidades y tampoco voluntad política de la intendencia para crear una línea de transporte que recorra esos 20 minutos de viaje, dijo. 
«Priorizar la comunicación y vinculación con el medio» 
Castro explicó que tradicionalmente la Facultad de Agronomía era fuerte en el área de extensión, pero en 2007 cuando la Universidad definió los alcances de la extensión universitaria y resolvió que el trabajo de la Facultad en esta área no se correspondía con ellos, se debilitó esa actividad en la institución. En este sentido, manifestó que la Facultad tiene que reivindicar su espacio : «el modelo definido por la Udelar es parte de la extensión, pero no es el único». 
Para el decano en el área de extensión está faltando el rol de motor de participación y empuje que tradicionalmente cumplían los estudiantes, y por eso es necesario involucrarlos en estas instancias. «Se necesita la fuerza revulsiva de los estudiantes (...); los estudiantes nos tienen que mover el piso», agregó.
 
Nota realizada por la Unidad de Comunicación de la Universidad de la República (UCUR), publicada en el Portal de la Universidad.
Foto: Rosana Porteiro - UCUR
 
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